lunes, 8 de junio de 2009
"Al César lo que es del César". Reflexión sobre la discusión del aborto y el papel de la iglesia
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AM. - Al César lo que es del César
Para la iglesia católica es muy difícil admitir que existe un orden diferente al que ella pretende imponer. La distinción entre pecado y delito le parece extraña, porque por demasiado tiempo estuvo imponiendo sus conceptos de la moral y de la ética a las sociedades.Pero las comunidades actuales son plurireligiosas. En la comunidad nacional conviven todo tipo de religiones. Yo, por ejemplo, vivo cerca...
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jueves, 4 de junio de 2009
Carta a la Conferencia Episcopal en repuesta a la posición de los Asambleístas que no apoyan el Art. 30 de la Reforma Constitucional
DRA. MAGDA A. RODRÍGUEZ AZCONA
Diputada de la República
Santiago, 29 de mayo de 2009.
Sres. Conferencia Episcopal Dominicana:
Excelencias:
En las celebraciones eucarísticas dominicales de las últimas dos semanas de mayo se ha leído una comunicación en que se hace mención de los congresistas que decidimos oponernos a la formulación donde se establece que “la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”, cuyo texto aparece en el Art. 30 del Proyecto de Reforma a la Constitución.
La referida comunicación proyecta una imagen negativa de nosotros, acusándonos de haber traicionado la confianza de nuestros electores. Este señalamiento personal, sin precedentes en la tradición de la Iglesia Dominicana, me ha dolido porque encierra una injusticia y por mi condición de católica militante de muchos años, bien conocida por algunos de ustedes, empezando porque mi boda fue concelebrada por los Monseñores Tomás Abreu, José Dolores Grullón, Rafael Felipe. Mons. Ramón de la Rosa y Carpio me conoce a través de mi esposo, José Tavárez, ex seminarista bajo su orientación en la Diócesis de Ntra. Señora de la Altagracia.
Como pareja, José y yo hemos educado a nuestros hijos, Pablo Domingo, Sara Altagracia y Esther María, bajo la Fe que conocimos de nuestros padres, la misma a que ustedes honrosamente sirven. Sara fue una comprometida catequista dentro de la pastoral del Colegio de La Salle en esta ciudad de Santiago y ha mantenido este compromiso con mucha ilusión y entrega como estudiante universitaria.
En mi familia nuclear y en todo mi entorno ha causado verdadero estupor el hecho de que mi nombre fuera mencionado en el Sermón de las 7 Palabras y ahora nuevamente, siempre con la etiqueta de que soy contraria a la vida por promover el aborto. Quienes me han conocido como persona, médico-psiquiatra y política no acaban de entender el porqué de este ensañamiento contra mí por parte de la Iglesia, cuya fe he profesado toda mi vida y la cual confesé públicamente en mi declaración en la Asamblea Revisora, a sabiendas de que ello me crearía fricciones con sectores evangélicos que asumieron mi candidatura a diputada.
Al defender mi posición sobre el Art. 30 que se discute en la Asamblea Revisora he establecido con precisión que se debe considerar la totalidad de la vida y no restringir ese derecho al momento de la concepción. Desde el punto de vista de la moral y de la ciencia resulta inaceptable obligar a una mujer a continuar con un embarazo que afecta severamente su salud física y mental o que pone en grave riesgo su propia vida. Situaciones como estas se presentan en varias condiciones de salud, tales como insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, cierto tipo de cáncer, eclampsia severa, embarazos ectópicos o inviables y ante situaciones de violación e incesto.
He sostenido que ninguna interrupción del embarazo debe hacerse sin el consentimiento expreso de la madre o de su representante en caso de que ésta no pudiera expresar su voluntad. He dicho y reitero ante ustedes que rechazo firmemente el aborto indiscriminado, en la forma en que existe en otros países. Creo en estas cosas como mujer, en mi condición de médico y sin encontrar contradicción con la Fe que profeso.
En atención a cuanto he planteado, deseo pedirles que atiendan a las siguientes observaciones y sugerencias que les planteo de acuerdo a mi estado de conciencia y sin ánimo de contradecir el Magisterio que ustedes representan:
- En la moral católica hemos aprendido la pertinencia de establecer grados en la gravedad de las faltas y que estamos en el deber de decir toda la verdad, no solo parte de ella. Considero que al no establecer matices entre los tipos de abortos se nos coloca a quienes defendemos la interrupción del embarazo en ciertas circunstancias, como una opción a favor de la vida de una madre, en la misma situación de aquellos que lo proponen como política de control natal o simple conveniencia personal.
- Me parece oportuno que se revise la orientación de llamar a no votar por determinados candidatos, pues no ha sido tradición de la iglesia tomar partido de forma tan directa en una materia tan delicada como es la cuestión de simpatías políticas.
- Creo que se debe evitar la mención y alusión directa a mi persona o a cualquiera de los colegas que están en mi situación, toda vez que esto pudiera entenderse como una acción intimidatoria o al menos como uso desproporcionado de la fuerza moral que todos le reconocemos a la Iglesia Católica Dominicana.
- Estoy convencida de que, independientemente de si me asiste la razón o estoy equivocada, he actuado de buena fe y siguiendo los dictados de mi conciencia. He dicho públicamente que no puedo favorecer ninguna medida que no esté dispuesta a cumplir de manera personal, y si mi hija estuviera en peligro de muerte en una situación de embarazo, que Dios no quiera, no dudaría en apoyar su decisión de interrumpirlo. La interrupción del embarazo en situaciones como éstas a que se ven enfrentadas miles de mujeres, especialmente las más pobres de nuestro país, es el que yo he defendido. Por eso me siento injustamente tratada cuando se me pone en el mismo bando de quienes lo hacen por motivaciones de otra naturaleza.
- Reconozco el derecho de la Iglesia a defender sus puntos de vista en asuntos doctrinarios y de fe, pero sin olvidar que esta defensa no puede ser a cualquier precio, como se desprende de las enseñanzas que nos ofrece la historia y que ha justificado la petición de perdón y las rectificaciones introducidas. Confieso que me he sentido hondamente lastimada en mi condición de cristiana y mujer que ha construido un nombre en función de una conducta digna, reconocida por muchos en mi comunidad, quienes me han elegido como su representante ante el Congreso Nacional. Me he sentido aun más dolida y confundida porque se pretende estigmatizarme en un grado tal que supera a verdaderos criminales que asolan a la juventud dominicana promoviendo el vicio o depredando el patrimonio nacional, pero cuyos nombres no son mencionados públicamente como se ha hecho con el mío.
- Creo que la verdad y el establecimiento de la razón deberán imponerse por su propio peso, sin necesidad de acudir al recurso de la fuerza, ya sea esta física o moral. Como fiel creyente en el sistema democrático, he aceptado con buena actitud la decisión de mis colegas diputados y diputadas de acoger en primera lectura el Art. 30 tal como fue remitido por el Presidente Fernández y por igual lo aceptaría si este fuera el designio final de la mayoría.
Con sentimientos de profundo respeto y con la esperanza de que ponderen estas consideraciones, les saludo con humildad y afectos,
Atentamente,
Dra. Magda Alina Rodríguez Azcona
ONGs de Santiago apoyan Diputadas y diputados que se opusieron a la forma como se aprobó en primera lectura el Art. 30 sobre el derecho a la vida
La Coordinadora de Mujeres del Cibao (CMC), Profamilia y el Núcleo de Apoyo a la Mujer, (NAM) reiteramos nuestro apoyo a la diputada Magda Rodríguez Azcona y a los diputados Demóstenes Martínez y Gilberto Serulle, representantes los tres de la Provincia de Santiago, por haber mantenido una postura digna en la Asamblea Nacional Revisora de la Constitución.
Santiago reconoce y valora a estas personas por sus conductas verticales, serias y responsables en el ejercicio político, profesional y ciudadano.
El que se hayan opuesto a que en la Constitución de la República aparezca la fórmula absoluta del derecho a la vida del no nato por encima del derecho a la vida de la madre es porque entienden las graves consecuencias que la misma acarrearía a la sociedad dominicana.
Existen tres situaciones, que de mantenerse esa formulación del derecho a la vida, la mujer no podría ser asistida por el personal médico y estaría forzada a llevar hasta el final el embarazo sin importar los traumas emocionales y psicológicos para la propia mujer y el resto de su familia o morir en el proceso. En esta última situación la madre dejaría en la orfandad a sus otros hijos e hijas por la prohibición constitucional.
También, de aprobarse el artículo 30 de manera definitiva, impediría el uso de algunos métodos anticonceptivos, la planificación familiar, y la investigación científica de las células madres.
Entendemos que nuestra Constitución y el Estado de derecho en la sociedad dominicana se fundamentan, como uno de sus valores esenciales en la libertad de creencias, y en un marco institucional democrático con un Estado laico y aconfesional.
La Dra. Magda Rodríguez, y los Dres. Demóstenes Martínez y Gilberto Serulle han sido representantes consecuentes de todas las mujeres de esta provincia, respetando los derechos adquiridos, manteniendo una visión científica, y sin dejarse llevar de las conocidas presiones ejercidas al pleno del Congreso por una parte de las iglesias, sobre todo la Católica.
En ese sentido, las organizaciones que firmamos, de las que parte de sus integrantes son mujeres cristianas seguras de nuestro derecho a decidir, repudiamos la decisión de identificar y denostar a los 32 legisladores y legisladoras que votaron en contra del artículo 30, asumida por vicarios zonales y episcopales, en una reunión, en la que se decidió dar a conocer los nombres de estos/as asambleístas en las parroquias respectivas, a través de las misas dominicales, reuniones y encuentros, llamando al pueblo dominicano a no votar por ellos y ellas en las próximas elecciones congresionales y municipales.
Nuestro pueblo y sus mujeres, principalmente, nos merecemos una Constitución que no atente con los derechos fundamentales de todas las vidas, que respete la libertad de creencias, los derechos humanos de las mujeres a vivir como entes con una vida de ciudadanía plena sobre lo potencial; una Constitución que respete la diversidad propia de una sociedad laica, libre de dogmatismos y fundamentalismos insensibles con la dignidad y la salud de las mujeres.
Estamos conscientes que hay grupos religiosos que entienden la necesidad de un Estado laico, y otros que reconocen las excepciones donde se debe interrumpir un embarazo, y que por tanto, la diversidad de creencias se da también en todos los estamentos de la sociedad dominicana.
Por la vida de todas y todos, militemos en la tolerancia, y saquemos las represiones y divisiones políticas de espacios donde debe primar la unidad, el respeto y el amor.
Profamilia
Núcleo de Apoyo a la Mujer, NAM
Recomendaciones ante un sismo
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La Diputada Rodríguez entiende que una campaña electoral ofrece la oportunidad para que los aspirantes a cargos electivos contribuyan a promover valores que hagan de nuestro país un mejor lugar para vivir con dignidad y en prosperidad.
A tono con esta visión de la política, ha fundado la revista “Magda: Presencia y compromiso”, desde donde rinde cuentas de su gestión y aborda temas de salud, medio ambiente y asuntos de interés general.
En esa misma línea se elaboró un spot donde se promueve una vida libre de violencia en la familia y actualmente se trabaja en un afiche informativo y de orientación para prevenir accidentes y otros riesgos frecuentes en Semana Santa.
En esa misma línea se elaboró un spot donde se promueve una vida libre de violencia en la familia y actualmente se trabaja en un afiche informativo y de orientación para prevenir accidentes y otros riesgos frecuentes en Semana Santa.